Hace unas semanas viendo el sitio de La Cifra Editorial, me encontré con un libro que se llama 'Manual de autodepresión. Guía práctica para arruinarse la vida.' escrito por Julio César Toledo.
Entre los extras que se ofrecen en el apartado de dicho libro están disponibles las primeras páginas del mismo, un par de canciones que por su temática servirían como una especie de soundtrack, y un 'Decálogo para arruinarse la vida', mismo que a continuación reproduzco gracias a un bonito y preciso Copy-Paste:
Entre los extras que se ofrecen en el apartado de dicho libro están disponibles las primeras páginas del mismo, un par de canciones que por su temática servirían como una especie de soundtrack, y un 'Decálogo para arruinarse la vida', mismo que a continuación reproduzco gracias a un bonito y preciso Copy-Paste:
Decálogo para arruinarse la vida
Julio César Toledo
1. El mundo, tal cual lo conocemos, está por desaparecer. El fin del mundo es inminente y la responsabilidad es solamente nuestra. Por alguna razón hemos sido la especie dominante y fracasamos en dicha encomienda. Nunca el mundo estuvo peor como cuando los humanos nos hicimos cargo de él.
2. Ninguna vida vale la pena ser vivida. Si a usted le ofrecieran un vaso de agua como aliciente para comenzar un viaje en cuyo final le darán, como recompensa, un vaso de agua, seguramente no emprendería la travesía. Entonces, ¿por qué afanarse en vivir, si el destino es idéntico a la meta de salida? Nacer para morir es, a todas luces, desperdicio de un tiempo valioso para no existir.
3. El amor no existe. Equiparable en la química corporal a ingerir cantidades abundantes de chocolate, no es sino una construcción del ocio de la cultura contemporánea. No hace falta para nada y no acarrea ningún beneficio para nadie. Se puede copular sin él; reproducirse sin él, y ser feliz… bueno, ser feliz no es una posibilidad de los humanos pero todo lo demás sí que se puede realizar sin necesidad de la existencia del amor.
4. No hay acto más atroz que tener hijos. Consumen energía, concentración y juventud. Se van quedando de a poco con los anhelos más íntimos de sus padres, y nunca remunera la paternidad nada de lo empeñado. Pero los hijos no son solamente unos seres chupa vida, también son las víctimas indiscutibles de un acto inconsciente y ególatra que los padres acometen al procrearlos: con la finalidad de qué. A todas luces el mundo está peor en la medida que nace más gente.
5. Ni el deporte ni el conocimiento garantizan la plenitud, mucho menos la felicidad. Es más, ni siquiera abonan en nada la conservación de la especie. Millones de pelmazos ejercitando sus cuerpos ven pasar la vida sin una idea interesante. Y a su vez, cuántos obsesos o escuálidos intelectuales gastan sus bofas existencias en no mover ni un dedo bajo la bandera de la comprensión. Ni una, ni otra; ambas un despropósito.
6. Todo está vacío. Ninguna ideología tiene en realidad una razón de ser. Tan banal resulta el vegetariano que se encadena afuera de las plazas de toros, protestando contra las corridas, como los tercos “conocedores” que tachan de ignorantes a quienes no aprecian dicho arte. En realidad son idénticos los dos. Vacías de cabo a rabo, ambas tendencias no son sino una distracción de la miseria que nos define.
7. Los otros siempre son mejores que uno. Siempre hay alguien que nos lleva de alguna forma la delantera. Ya en los estudios, el dinero, el matrimonio; siempre encontraremos al engreído vecino que parece tener más que nosotros. Es una fórmula infinita. No hay que intentar nada contra ella, de cualquier forma la infelicidad aguarda en cada rincón de la existencia.
8. Cualquier discurso que le intente vender la idea de felicidad es un ardid de alguien más para burlarse. La felicidad como el amor o el paraíso, no existen. No han existido nunca ni podrán hacerlo. La felicidad es un cuento muy viejo que tuvo su origen en la culpa de unos por haber traído al mundo a otros.
9. No vale la pena leer nada, ni siquiera este decálogo simplista. No pierda su tiempo intentando comprender algo que otro ha escrito con la intención, no de decir, sino de que otros vean que ha dicho.
10. No vale la pena escribir nada.
si valio la pena
ResponderBorrarleerlo y escribir sobre ello
@ Reptilio:
ResponderBorrarA mi le latió.
Saludos!
igual a mi
ResponderBorrarchingón
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