Si bien Julio siempre fue un mes como cualquier otro, en años recientes ganó notoriedad para quien escribe estas líneas ya que ha sido en un séptimo mes del año donde he vivido algunos de los momentos más felices y años más tarde, de los más tristes de mi vida.
Para bien o para mal ambas cosas me cambiaron y en ambas tuve que dar vuelta a una página que tenía tiempo escribiendo o tratando de escribir y que sin más ni más quedó inconclusa de un día para otro.
Ha pasado ya mucho tiempo desde ambos momentos y mi mente aún no ha logrado aprender a dar vuelta a la página, a dejar las cosas en el pasado y a archivar o desechar cada cosa a fin de continuar avanzando como persona. Lo hecho, hecho está y lo que no se hizo, dificilmente se hará ahora.
Hoy es momento de empacar recuerdos, de dejar que la mente me domine y que el corazón me mande. Hoy es tiempo de tomar cada cosa, ponerla en una caja y meterla en el rincón más lejano de la mente a fin de no tener que condenarse a repasar una y otra vez cada uno de los errores cometidos o los momentos vividos.
Hoy tengo que aprender a dar vuelta a la página sin esperar a que algo lo haga por mi. Tengo que aprender a poner punto final a cada recuerdo, a cada instante que me marcó y que dejó en su momento algún aprendizaje. Hoy de nada sirve recordar y de nada sirve lamentarse.
Hoy es un buen día para comenzar a escribir una página nueva, para tomar una pluma diferente y cambiar a fin de ser una mejor versión de lo que hasta ahora he sido. A final de cuentas, lo que se escribió ahí quedará escrito y solamente será cuestión de saber cómo y dónde archivarlo
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