2014 fue un año muy complicado en muchos sentidos para un servidor. Eso, sumado al mal aprovechamiento del tiempo y a una generalizada desorganización en mi persona y mi manera de hacer las cosas provocó que por grandes lapsos de tiempo este cuchitril -como siempre le he llamado cariñosamente- pareciera abandonado aún cuando en los últimos meses me puse a escribir varias cosas.
Hoy tengo infinidad de borradores listos para publicar y muchos textos por revisar que se quedaron guardados del año en el que literalmente por poco muero en dos ocasiones -en enero y julio para ser exactos-. Desade luego, eso fue algo de lo complicado que pasó entre muchas otras cosas en el año que recién terminó y aún cuando creo que el que nuestro calendario -exacto o impreciso, ya es otro tema- nos indique que se trata de otro año, en realidad no hay mayor diferencia entre nuestras vidas hoy, ayer o hace un par de meses.
Así como puedo quejarme de determinada cosa cualquier día de cualquier mes -y año-, me parece que también cualquier día podría cambiar las cosas que quieo cambiar, echar a andar los proyectos que tengo o las ideas que llegan a mi cabeza y que no esperan a que el calendario marque el primero de enero para aparecer. Si nuestro calendario dice 2013, 2014, 2015, 2020 o 2030 debe ser igual -con esto no quiero decir que cosas que podemos hacer en 2015 las hagamos en 2030- y no debe haber mayor diferencia.
No obstante y tan contradictorio como puedo sonar, de alguna u otra forma cada año puede servirnos de referente para 'archivar' en nuestra mente las cosas que hacemos, que comenzamos a hacer o que abandonamos. Como dije, 2014 fue un año complicado pero a estas alturas de nada sirve que me amargue diciendo como solía decir que se trató de 'un año mierda'. Lo que pasó pasó y ya, lo importante debe ser lo que puede pasar y desde luego lo que nosotros provoquemos que nos pase o que pase con nuestras vidas.
Desde hace algunas semanas he tratado de ser un tipo más organizado con mis cosas e incluso he tratado de alejarme de la computadora poniendo atención a otros detalles de mi vida. Igual no dejo de quejarme de cosas, de enojarme -lo acepto, a veces tengo un maldito genio-, o de reírme de cualquier cosa -el decir esto no quiere decir que me ría de cualquier estupidéz-.
Hay muchas cosas de mucha gente que no me gustan, pero quejándome no las voy a cambiar y entonces creo que no tiene caso desgastarme en ello. 2014 probablemente marcó el fin de un proyecto que a la fecha no ha terminado de arrancar y que de momento está en pausa. Igualmente significó un año en el que leí como no había leído antes y sin duda en el que compré más libros en mi vida. No sé si pondré un listado de lo que leí o lo que ví tal como hacía años atrás pero por ahí tengo las listas guardadas en algún borrador.
Al margen de ello, durante los últimos meses me puse a trabajar en un proyecto más personal, mismo que está listo pero que justo ahora que tengo terminado lo he puesto en pausa porque no sé si quiero invertir la cantidad de dinero que necesito para llevar a cabo algo que si bien me ilusiona de antemanos sé no me dejará mas que la recompensa de saber que dije "voy a hacerlo" y haberlo hecho que otra cosa. Quizá por ahí también alimentaría mi ego, pero hasta ahí, para alimentar mi ego no necesito gastarme miles de pesos.
2014 terminó bien -más si lo comparo con los malos momentos que hubo-, pasé más tiempo con mi familia, traté de ayduar y de mejorar en lo posible, y sigo haciéndolo de hecho. En materia de mis aficiones, le llegaron al precio a mis dos luchadores favoritos -uno en Estados Unidos, otro en México- y ahora no puedo sino odiar a ambos por ser -literalmente- unos 'vendidos'. Mi Necaxa se coronó -por fin!!!, gracias!- en el Apertura 2014 tras haber perdido dos finales en 2013 y haberse quedado en una semifinal, y gracias a ese título está más cerca que nunca en los tres años y medio más recientes de 'volver' por lo que en el peor de los casos, al menos ya tenemos margen de error para el próximo torneo.
Esa coronación llegó en la Final más dramática que me ha tocado vivir, en la más sufrida y por el resultado, con todas las adversidades -y nuestras propias dudas/miedos- una de las que más he disfrutado -junto a la de 1998 ante Chivas-. Estando lejos de ser el mejor Necaxa que hayamos visto en los recientes torneos, el equipo puso el pecho y sacó un corazón tan grande que no le cabía en la camiseta para sacar un partido que perdía por dos goles a falta de 20 minutos jugando en inferioridad numérica, lo llevó a tiempo extra y estuvo a segundos de ganarlo solamente para levantarse del golpe que significó un empate del rival al 123' y coronarse en una cátedra de cómo se tiran los penales.
En materia personal, pues no se me ha borrado el cassette y sin duda el post anterior es un claro ejemplo de lo que sigue pasando en mi cabeza y en ese corazón que alguna vez tuve a bien -o mal- sacar del frasco en el que estaba encerrado debajo de mi cama. He pensado mucho, he querido hacer muchas cosas y no las he hecho sencillamente porque no me he atrevido. Sumado a eso, un par de arrebatos en momentos en los que dije "no más" podría sumarlos a la larga lista de errores, mismos que a decir verdad no sé si importan o no, o en que momento exacto dejaron de importar.
He querido tomar el teléfono y marcar -básicamente me he detenido el que no tengo un número al cual marcar-, he querido llegar y tocar a su puerta como lo hacía antes, escribirle una carta y mandársela, al menos para salir de las malditas dudas. Pero a la vez pienso y trato de convencerme a mi mismo que no tiene caso y que dificilmente lo que no pasó antes vaya a suceder ahora, mucho menos tanto tiempo después. Hay cosas que todavía me duelen y heridas que no han sanado pero también está lo que sigo sintiendo y que no ha cambiado en lo absoluto. Por más que diga que no, mi corazón sigue estando a muchos kilómetros de distancia de casa.
En ese sentido, este año comienza igual que como terminó y comenzó el anterior en un ejemplo más de que el cambio de hoja en un calendario no trae por arte de magia alguna modificación a nuestras vidas. Mi 2014 tiene pocos momentos para destacar y en ese sentido este año la lleva fácil para ser mejor que el anterior. No obstante, las dudas respecto al proyecto y lo otro que mencioné están ahí, y supongo que ahí seguirán. ¿Qué hacerle?.
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