El pasado sábado Necaxa se despidió de Primera División en el Estadio Hidalgo de la ciudad de Pachuca y por supuesto un servidor tenía que estar ahí. La cita con uno de mis hermanos -no de sangre- era a las 3:30 para salir de la ciudad con rumbo a tierras hidalguenses alrededor de las 4 de la tarde. Originalmente la cita era en la Central de Autobuses Norte pero debido al retraso de ambos sobre la marcha cambiamos el punto de reunión, siendo este un punto intermedio y relativamente cercano a nuestros domicilios: El Metro Pantitlán, para ser más exactos en la línea 5.
De ahí nos dirigimos a la 'Norte' mientras platicábamos -como siempre-. Compramos nuestro boleto y la salida a las 16:10 horas nos hacía pensar que llegaríamos con tiempo de sobra a nuestra cita con Necaxa. Lamentablemente las obras siempre existentes en la Ciudad de México hicieron que estuvieramos alrededor de media hora detenidos en el tráfico en Indios Verdes.
Pasado ese punto, el trayecto fue como sería normalmente: rápido. En la carretera recordabamos cosas de los no pocos viajes que hemos hecho juntos, situación que hizo que el viaje se nos hiciera aún más corto de lo que es. Cuando estábamos a unos 10 minutos de llegar recibí un mensaje de otro amigo al que me referiré aquí -porque así le digo- como 'Mostro' quien me preguntaba en que zona debíamos entrar, le respondí y aproveché para pedirle mis boletos.
Llegamos casi de inmediato y vimos a Mostro al tiempo que las personas de los accesos nos indicaban que no podíamos pasar con mochila al estadio. ¿Qué hacer cuando estábamos en el único estadio en el que no hay puestos que vendan mercancía?. Mostro ingresó al estadio para ver a su cuñado y darnos las llaves del coche indicándonos en donde estaba estacionado.
Salimos con llave en mano buscando un Chevy verde al lado de una camioneta blanca y finalmente lo encontramos no antes de haber visto 8 chevys verdes -3 de ellos junto a camionetas blancas-. Intentamos abrir todos y cada uno de esos 3 coches con la llave y solo el ultimo de ellos abrió así que saludamos a un par de amigos que nos encontramos estacionados en la misma zona y nos dirigimos hacia el interior del estadio para pasar por una extraña revisión en la que nos revisaron hasta las carteras.
Una vez dentro saludabamos a viejos y nuevos amigos, la gran mayoría chavos del Comando Rojiblanco, la barra necaxista del DF -la de Aguascalientes tenía cita a la hora del juego en la Feria de San Marcos-. Se acercaba la hora del juego y salía el Pachuca ante el aplauso de su afición; Con árbitros y Tuzos en la cancha todos esperábamos el momento en que saliera Necaxa, momento que tardó alrededor de 5 minutos en llegar hasta que finalmente y entre un coro de "Rayos, Rayos" que sonaba en el estadio salió al campo el equipo.
El partido tuvo varias opciones de gol en ambas porterías, tuvo un par de buenos goles, tuvo protagonismo arbitral -bastará con decir que el árbitro fue Marco Antonio Rodríguez para que entiendan a que me refiero-, tuvo a un jugador expulsado por doble tarjeta amarilla apenas al minuto 8 de juego -ya saben, el árbitro protagonista- y tuvo a una afición que se entregó durante 90 minutos a su equipo y no dejó de apoyar en ningun momento, afición que traía playeras visitantes y que trataba de ser opacada sin éxito por el sonido local del estadio.
Continuará...
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